Cuenta atras

miércoles, 2 de abril de 2014

La aventura humanitaria

Amig@s tod@s,


Nuevamente soy yo quien os escribe, ya que vuestros hijos (hoy también) sólo tienen intereses futboleros. Para no mentir, sólo estamos la mitad en la sala de la tele; los demás se reparten entre la ducha, las maletas y hacer nuevos amigos del albergue. Esto está a tope de colegios e institutos de toda Europa; y me consta que nuestr@s chic@s están haciendo un montón de amistades nuevas.


Interrupción: GOL DEL MADRID!!!!! Perdón, proseguimos.


Os contaba que algo de un grupito de inglesas ha llegado a mis oídos… Pero del que se han hecho más amigas las chicas que los chicos ¡Mozos, hay que espabilarse! ;) Bromas aparte, están hablando en inglés con otros chicos de su edad y da gusto comprobar que manejan otros idiomas y los están practicando.


Esta mañana nuestra ha sido estupenda, porque hemos podido dormir un par de horas más que ayer; y francamente, lo necesitábamos, Aún así, a las 8:30 ya estábamos todos desayunando, pero como no teníamos prisa, hemos ido más relajados. Sobre las 9:30 estábamos en la Plaza de las Naciones, donde se ubica la entrada principal de la ONU y en la cual está emplazada la “Silla Rota”, escultura realizada por Daniel Berset. Como se aprecia en las fotos, a la silla le falta una pata. Alguno preguntó si alguien había roto la silla y aún no estaba reparada, pero lo cierto es que esta silla es un símbolo de rechazo a las minas antipersonas, precisamente la silla también está mutilada, como las víctimas de las mencionadas minas. La escultura se instaló en agosto de 1997 y en principio, sólo debía permanecer allí tres meses, hasta que el Tratado de Ottawa las prohibiera en diciembre del mismo año. Dado su poderoso mensaje, se decidió que la silla permaneciera allí, para que se mantenga viva nuestra memoria histórica y ésta evite que cometamos las mismas atrocidades en el futuro.


Después de hacernos alrededor de un millón de fotos (incluida una serie en la entrada de la ONU muy chula, ¡nos encanta la del salto!), hemos subido la cuesta que sale de allí mismo y nos lleva al edificio que aloja el Comité Internacional de la Cruz Roja. Allí, hemos tenido un encuentro inesperado que nos ha alegrado la mañana y que ha traido a nuestra mente ese viejo adaggio que dice que el mundo es un pañuelo. Nuestra guía en español nos esperaba: Gabriela, una mujer argentina que lleva ya muchos años viviendo en Suiza. Nada más presentarse, ha confesado: programando las visitas que tenía para esta semana, quiso comprobar quiénes eran “ese grupo” de las Escuelas Santísimo Sacramento de Madrid. Entró en la web del cole y ¡Oh su sorpresa! ¡María Auxiliadora! !Alumnos salesianos! Esta mujer estudió en el Colegio María Auxiliadora de Argentina (no nos dijo de qué ciudad) y preparó su primera comunión en el Instituto Madre Mazzarello. Visitó nuestra página, leyó nuestro blog, vio nuestras fotos… ¡Estaba encantada! Pero desgraciadamente, nosotros estábamos asignados a otra guía. Esta mañana nada más llegar al trabajo, pidió el cambio porque quería conocernos. Dice que sentía que ya nos conocía por el blog y las imágenes y no podía dejar pasar la oportunidad de encontrarse con “su familia salesiana”. Os podréis imaginar el trato tan excelente que hemos recibido y la ilusión que nos ha hecho, tanto a ella como a nosotros, este encuentro tan inesperado y agradable. Dice que seguirá nuestras aventuras, y nosotros decimos que le haremos llegar una estampita de María Auxiliadora.


El Museo de la Cruz Roja merece una mención especial. Ciertamente, cada una de las visitas tiene su encanto, pero estas instalaciones nos han hecho vivir una experiencia única. El lema de la visita es “la aventura humanitaria”, y ya desde el principio sabemos que, como toda aventura, la que íbamos a vivir también estaría cargada de riesgos, pérdidas, sufrimiento… pero también, diversión, alegría y satisfacción. Empezábamos así nuestra empresa humanitaria.


La estructura general está dividida en tres espacios temáticos: “Defender la dignidad humana”, “Restablecer el lazo familiar” y “Reducir los riesgos naturales”, todos ellos proyectados por grandes arquitectos internacionales. Antes de empezar, era necesario conocer el motor de está ingente obra que lleva trabajando más de 150 años. Henry Dunant, filántropo suizo del S.XIX, observó de primera mano los desastres de la batalla de Solferino en 1859 y el horror de aquel dantesco espectáculo (nada más y nada menos que 40.000 muertos, heridos y agonizantes tendidos en el campo de batalla) lo llevó a la convicción de que era necesario crear un cuerpo de voluntarios que socorriese a la víctimas de la guerra, independientemente del bando en el que lucharan. Su primera iniciativa fue la de organizar allí mismo a la población civil (sobre todo mujeres), comprar de su propio bolsillo los recursos necesarios para organizar los hospitales de campaña y convencer a la gente de que “Todos somos hermanos”. Bajo el lema Tutti Fratelli dieron asistencia a todos los heridos, mutilados y enfermos.  Lo increíble de esta hazaña no podía quedarse un hecho aislado y decidió convertirlo en una propuesta que fue descrita en su obra “Un recuerdo de Solferino”. Afotunadamente, cuatro años después, pudo ver la luz y 150 años después seguimos viendo la maravillosa obra que desarrolla esta organización.


En “Reducir los riesgos naturales” hemos aprendido que cada euro que se invierte en prevención, suponen 10 euros que no se gastan en reconstrucción tras las catástrofes. Además, el videojuego “Huracán” nos ha permitido experimentar acerca de las actividades de preparación frente a catástrofes naturales, y hemos podido asistir y enseñar a una comunidad que se vería afectada en el futuro por un Tsunami. Gracias a lo invertido, hemos pasado de un número de 39 supervivientes a 119 de 150. Todo un éxito.


“Defender la dignidad humana” nos ha permitido compartir las experiencias de distintas personas vinculadas con la Cruz Roja, bien por haber sido beneficiarios o por ser trabajadores y colaboradores. Una pantallas nos mostraban en tamaño real al testigo que nos ofrecía su mano de frente. Uno la tocaba y cuando ambas manos entraban en contacto, su declaración comenzaba: niños soldado, víctimas de las guerras de los Grandes Lagos, mutilados por la minas antipersona en Afganistan, jueces italianos de tribunales penales internacionales, profesionales japoneses que asistieron a la identificación de cadáveres tras el reciente tsunami, refugiados, inmigrantes… Nunca se dice al pecador, pero ha habido lágrimas. Sin embargo, el final, era feliz. Todas aquellas personas habián mejorado su calidad de vida gracias a la ayuda de la organización, y al final de su vídeo todos coincidían en que la vida les había dado otra oportunidad y que ahora, eran felices.

El fichero de la Agencia Internacional de Prisioneros de Guerra 1914-1923 inscrito en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO es seguramente la joya de “Restablecer el lazo familiar”. Otra de las grandes labores de la organización es la de poner en contacto a personas separadas por el conflicto. Algunas de las historias terminaban con el maravilloso reencuentro de familias separadas por el desastre, y otras lamentablemente, con el descubrimiento de la muerte de algunos miembros. Sin embargo, hemos aprendido que no podemos vivir en la incertidumbre y que es fundamental conocer el destino (aunque sea fatal) de nuestros seres queridos para poder seguir adelante. Así, en este fichero que llenaba largas hileras de pasillos, contenía las fichas que las mujeres voluntarias de la Cruz Roja redactadon a mano sobre los heridos, muertos y prisioneros de la I Guerra Mundial. Hoy en día, la informática ha mejorado increíblemente este sistema de comunicación y permite poner en contacto, a través de carta o radio, a personas separadas que esperan encontrarse en el futuro. La imagen agradable: la de los niños ugandeses menores de 5 años que en un 90% lograron encontrar a algún familiar tras la guerra.

Lo que menos nos ha gustado, aunque hemos aprendido que debe ser así: la imparcialidad es la seña de identidad de la Cruz Roja, y nunca pueden ni posicionarse políticamente ni ser testigos en juicios de crímenes de guerra. Eso provocaría que les prohibiese intervenir en futuros conflictos y su leit motiv es el de asistir en el conflicto. Eso sí, aquellos países que ataquen las intervenciones de la Cruz Roja o hayan firmado sus tratados y los incumplan, serán acusado de “Perfidia”, el peor delito que se puede cometer en tiempos de guerra y por el que serán juzgados en tiempos de paz.


Como podréis imaginar, no sólo nos ha gustado sino que ha sido tan emocionante que Gabriela nos ha permitido quedarnos una hora más para poder teminar de ver todos los testimonios, consultar las fichas de prisioneros y realizar las actividades interactivas. No hemos querido perder la oportunidad de dejar nuestro recuerdo y agradecimiento en el libro de firmas. Muchísimas gracias y enhorabuena.


Próximo destino: vuelta al CERN. Habían quedado dos museos por visitar y como ayer no era posible porque la visita a la ONU no podía moverse, decidimos dejarlo para hoy. “Microcosmos” y “Universo de partículas” fueron las actividades de la tarde, pero antes… ¡la comida! Gracias al conserje del CERN del que nos hicimos amigos ayer, hemos podido comer hoy en el comedor principal del centro; quién sabe, si nos habremos cruzado en el bufé con algún futuro Premio Nobel. La comida, increíble; los postres, espectaculares. Hemos tenido una comida estupenda en la terraza con una sobremesa muy divertida, y de verdad que no queremos dar envidia, pero todo esto al solecito y en manga corta, ¡algunos volvemos morenitos!


Después de este rato tan agradable, museo, actividades interactivas, vídeos, proyecciones… Hemos pasado una tarde muy amena poniendo en práctica las cosas que aprendimos ayer. A eso de las 5 nos hemos tenido que marchar ¡pero porque nos han echado! Parada técnica en Lidl para comprar patatas y coca-cola (¡y kiwis! yo no sé qué les ha dado con los kiwis… misterios de la vida) y de vuelta al hotel a descansar, ducharnos, hablar con los papis, cenar… y partidito del Madrid. Amigos merengues, hemos ganado :)


La única pena que tenemos es que hoy es nuestra última noche aquí. Sentimos comunicaros que, aunque os echamos de menos, nos habríamos quedado unos cuantos días más (¡algunos hablaban de meses!) porque lo hemos pasado tan bien, hemos hecho tantas cosas, nos ha gustado tanto la ciudad y nos hemos reído tanto que da pena terminar nuestra aventura.


Las fotos de hoy son también muy divertidas, o al menos nosotros lo hemos pasado estupendamente haciéndolas. Aquí os paso algunas.


https://plus.google.com/u/0/photos/102068607203889667662/albums/5997766327673894081


Muchos besos para todos, buenas noches y (ahora sí que sí) ¡HASTA MAÑANA!

P.d: Ya tenemos nuestras tarjetas de embarque. Pilar nos ha hecho el favorazo de enviárnolas por correo y nosotras las hemos impreso aquí en el albergue… Que ¡menudo albergue! Mañana os hablaré de él, porque al fin y al cabo, el día 3 también estamos de viaje y me debo a mis fieles lectores ; )

1 comentario:

  1. Que bueno todo lo que estáis viviendo, me encanta, lo que no sé es ahora como voy a poder vivir sin tu post diario, me encantan eres tan explicita que me da la sensación que según leo os veo. Bueno nosotros os echamos de menos pero entendemos que queráis quedaros. Jajajaja. Un beso

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